15.2.14

Boca de Bacon

Orificio como foco de ambivalencia y epítome de lo Grotesco

Investigación original de Mariano Akerman © 2008-2014 Copyright. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción sin el previo consentimiento por escrito de su autor. Las cinco primeras imágenes fueron realizadas por Akerman en 2008. Ref. Francis Bacon (pintor), artista figurativo de posguerra, Nueva Figuración en Europa, Grotesco.

Francis Bacon: "Siempre desee en cierto sentido ser capaz de pintar la boca como Monet pintó una puesta de sol".



"Y de su boca emergía una filosa espada de doble-filo". — Revelación 1:16









En el caso de Bacon, la boca tipifica la intencionalidad del pintor y expresa tanto la esencia del mismo como su propia pulsión. Al ser pintado por Bacon, el orificio bucal se torna sumamente ambiguo. Se trata de un motivo que concentra una ambivalencia portentosa, rasgo que persiste a lo largo de la inusual imaginería de ese pintor británico.

Francis Bacon
Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión, 1944
Pormenor de la boca del Etudio central
Tate Gallery, Londres

Francis Bacon
Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión, 1944
Tate Gallery, Londres
Texto de Wilson, 1991 y Texto de Gale, 1998
"Cuando este tríptico fue exhibido por primera vez, al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, éste aseguró la consagración de Bacon. Su título relaciona las bestias representadas con los santos tradicionalmente visibles al pie de la cruz en la pintura religiosa. Bacon llegó a sugerir que intentaba pintar una gran crucifixión debajo de la cual, los tres estudios podrían verse. Más tarde asoció a las tres figuras con las Euménides, furias vengadoras de la mitología griega, dándole así un espectro más amplio a la noción de mito en su obra. Típicamente, Bacon se inspiró de un considerable número de fuentes, entre las que figuran una fotografía que aspira demostrar la materialización de un ectoplasma y la imaginería de Pablo Picasso" (Leyenda de la Tate Gallery, 2007)


Bacon, absolutamente impuro

"Sean los loores de Dios en su boca, y una espada de dos filos en su mano". — Salmo 149:6

Bacon fue un ateo declarado. Y al punto tal de llegar a referirse al Cristo pintado por Cimabue en el Crucifijo de 1272-74 como "un gusano reptando cruz abajo".[1] El más celebrado y bien conocido libro que contiene las más importantes declaraciones de Bacon posee una reproducción del mencionado Crucifijo impresa intencionamente invertida.[2] Junto a las "formas ondulantes" representadas por Cimabue puede verse el panel derecho de los Tres estudios para una crucifixión que Bacon pintó en 1962. En tal panel, la figura del Cristo suspendido es drásticamente transformada en una res colgante, cuya cabeza presenta una enorme boca abierta.[3] Mas la res colgante de Bacon no es bovina, ya que posee prominentes colmillos, cosa que tiende a asociarla con algún ser carnívoro e incluso con Drácula.

Toda la resignación del Cristo de Cimabue brilla por su ausencia en la res colgante de Bacon, que evidentemente alude a un animal sufrido y que murió gimiendo, tal como aquellos que por aquel entonces eran abatidos en los mataderos europeos y cuyo miedo ante el fin inminente a Bacon siempre le gustaba rememorar, con lujo de detalles.[4]

Rara especie de Imitatio Christi. Bacon: "Si entro en una carnicería, siempre me sorprendo de no estar allí, en lugar del animal".[5]

Bacon no escatimó en declaraciones: "Pienso que la vida carece de sentido".[6]

Aunque el loar a Dios nunca fue asunto de la boca de Bacon, el pintor británico por lo visto sí se sirvió de una filosa espada de doble-filo: su extraordinaria imaginería, tanto visual como verbal, cumplió el papel de dicha arma. Al expresarse, Bacon fue a menudo y preferentemente un interlocutor ambivalente. Le gustaba presentarse en pose. Se hacía el seductor y además era provocativo, cuando no perverso. Le encantaba correr riesgos. Y, para él, el arte no era más que un juego.[7] Al incorporarse en el mismo solía recurrir a su arma fundamental: la espada de doble-filo. Y, si bien difícilmente ella tenga algo que ver con la dimensión moral propia del libro de la Revelación de Juan el Evangelista, la espada de Bacon posee no obstante el poder de salvar y destruir simultáneamente. En efecto, la espada de Bacon es un arma de doble-filo, una que —como he indicado desde 1999 en adelante— involucra lo Grotesco.[7]

Mariano Akerman, investiga la imaginería de Bacon desde 1977.



Notas
1. David Sylvester, Interviews with Francis Bacon, Londres: Thames & Hudson, 1987, p. 14.
2. Ibid., fig. 9
3. Ibid., fig. 10
4. Bacon, entrevistado por Sylvester, 1962: "Siempre me conmovieron las imágenes con mataderos y carne, y, para mí, pertenecen al mismo ámbito que la Crucifixión. Hay fotos extraordinarias de animales que fueron tomadas justo antes de que los mismos fuesen abatidos; y [de ellas emana] el olor de la muerte. No sabemos, por supuesto, pero parecería que ellos estan tan al tanto de lo que les espera, que hacen todo lo posible por escapar. Pienso que estas imágenes tienen su fundamento en esa especie de cosa, que para mí se halla muy cercana a la Crucifixión. Sé que para la gente religiosa, para los cristianos, la Crucifixión tiene un significado completamente diferente. Pero como un no-creyente, [para mí, no es más que] un acto donde se manifiesta la conducta de un hombre para con otro" (Ibid., p. 23). Acerca de la familiaridad de Bacon con los Documents de Bataille, véase Dawn Ades, "Web of Images" en: Londres, Tate Gallery, Francis Bacon, 1985.
5. Ibid., p. 46
6. Ibid., p. 133.
7. Mariano Akerman, The Grotesque in Francis Bacon's Paintings, 1999. En español: Acerca de lo Grotesco en las pinturas de Bacon; Francis Bacon y lo Grotesco; y Lo Grotesco en las pinturas instintivas de Bacon. Ver también SER Y NO SER (2009); y SER Y NO SER (2013).

Notas de Mariano Akerman relacionadas con este artículo
Bacon: Painter with a Double-Edged Sword
Inspired by Dr Grünwald
A Telling Clipping amid Bacon's Working Documents

Otro texto que también puede resultar de interés:
Kent L. Brintnall, Ecce Homo: The Male-Body-in-Pain as Redemptive Figure, University of Chicago Press, 2011, chap. 4.


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